miércoles, 19 de octubre de 2011

¿Qué ha sido de... Adrian Ilie?

El hotel Ruia es una pequeña construcción de esas con encanto situada en las faldas de la estación de esquí de Poiana Brasov. Sus cuatro estrellas y su elegante aspecto exterior (las críticas en Tripadvisor dicen que el mobiliario de las estancias no va en consonancia) le convierten en uno de los preferidos por los turistas que viajan a la zona en busca de nieve procedentes de Italia, Alemania y también, por supuesto, de la propia Rumanía.

Por cincuenta euros uno puede disfrutar de una habitación doble en un paraje único y quizás toparse en la recepción, que en las fotos aparece decorada con unos sofas de sky azul chillón de dudoso gusto, con uno de los futbolistas más míticos del país. Porque no es un lugar cualquiera, es uno de los refugios de "La cobra".

Hasta allí se marchó en su día Adrian Ilie para rehacer su vida tras una juventud entregada al fútbol. Dedicado a invertir lo ganado honrosamente sobre los terrenos de juego posee además en el territorio algunos apartamentos e incluso llegó a estar ligado al club de la localidad en labores de dirección. Actividad, la hostelería, que ha combinado con participaciones esporádicas como miembro de la selección de fútbol playa.

Ilie disfruta ahora de esos pequeños placeres después de retirarse en 2006 de forma obligada por sus problemas de tobillo. Lo dejaba pues con 31 años uno de los delanteros a los que se les presuponía mayor talento de Europa, aquél cuyo apodo se lo puso Claudio Ranieri argumentando que era “letal, como una cobra, que te pica y te mata”.

A la ciudad del Turia había llegado procedente del Galatasaray con el beneplácito del italiano. Aterrizaba con 23 primaveras y un pasado que no solo había estado ligado al territorio otomano sino que también tenía muescas en su Rumanía, concretamente en el Electroputere de su Craiova natal y en el Steaua de Bucarest.

De él no solo dijo cosas buenas su entrenador, sino también el presidente Pedro Cortés que habló de él y de los que lo trajeron por millones de las antiguas pesetas en los siguientes términos: "Se trata de un hombre muy veloz y oportunista. Es un fichaje de la secretaría técnica. Les dije que atinaran y han acertado. Les felicito".

El caso es que, tras llegar en invierno, sus doce goles en media temporada parecían darle la razón a sus defensores. Sin embargo pronto empezaron los problemas. Los enfrentamientos con aquél que le regaló el apelativo que le iba a definir el resto de sus días como futbolista. Sus lesiones. Todo formó un cóctel que fue minando su figura dentro de la plantilla y que, tras cuatro años de caminar juntos, acabaría forzando su traslado al Alavés.

En Vitoria las cosas, lejos de mejorar, empeoraron. El maldito tobillo siguió castigándole y no le permitió dar lo mejor de sí mismo siendo incapaz de ayudar a los vascos a mantenerse en la máxima categoría y hundiéndose con ellos en el pozo de la categoría de plata. Ese mismo verano volvía de nuevo a Turquía para probar suerte en el Besitkas.

Fue el primer paso hacia su hundimiento definitivo. Tras no rendir en consonancia a lo esperado tuvo que dar un paso atrás y refugiarse en la tranquila Zürich. Gozó de una gran calidad de vida pero futbolísticamente hablando aquello estaba en las antípodas de lo que pudo haber sido. Consciente de que ya tocaba fondo tuvo un último intento en el Germinal Beerschot belga.

Pero su tobillo había dicho "basta". Todo estaba acabado. Y lo sabía. Por ello hizo caso a la cabeza y no al corazón cuando, tras anunciar su retirada, se le ofreció la opción de volver a los terrenos de juego. La idea surgió del extravagante dueño del Terek Grozny. Ansioso por tener a buenos jugadores en sus filas para aspirar a Europa le llegó incluso a ofrecer al delantero un cheque en blanco por jugar el tiempo que su cuerpo le permitiera.

Tentado pidió opinión a los médicos, que le desaconsejaron volver a la práctica deportiva. Por ello decidió rechazar la propuesta y apartarse del deporte rey para empezar con la vida que lleva hoy. Quizás nos ea tan divertida pero al menos con ella se siente confortable. Quizás si algún día vais por Brasov os topéis con él. Decídle entonces que en España seguimos recordándole.

1 comentario:

El Banquillo Local dijo...

No sabía nada de Ilie, la última noticia que tuve fue que fichó en el Besiktas. Que gran jugador apuntaba a ser pero que como tantos otros se quedó por el camino. Me encantaba cuando yo era pequeño, no sé si por el mote o por qué pero me gustaba mucho. Un Saludo!

http://elbanquillolocal.blogspot.com/