lunes, 26 de enero de 2015

El pulpo Paul


No fue darle con una bota en la cara Beckham. Tampoco vender a Cristiano Ronaldo, por el que al menos se recibió una gran suma de dinero después de que el portugués dejara buenas tardes en Old Trafford. Para casi todos los aficionados al fútbol, el mayor error jamás cometido por Sir Álex Ferguson durante sus veintiséis años en el banquillo del Manchester United fue dejar escapar a Paul Pogba a coste cero.

Bien es cierto que el francés demostró no tener la paciencia que le exigía el entrenador, quien le animó a esperar su oportunidad como en su día hicieron otros cracks mundiales de la talla de Scholes o Giggs. Sin embargo cuando el escocés, herido en su orgullo, manifestó que estaba feliz de verle lejos probablemente pronunciaba una maldición como la de Béla Guttmann.

Pogba, y por lo general todos los elegidos, sabía que estaba por encima del resto. Que sus dotes con el balón en los pies superaban a las de la media y que había llegado el momento para dar un salto. Ese exceso de ambición, que le impedía dejar que todo aconteciera de forma natural, es al mismo tiempo la gasolina que le ha convertido de largo en el mejor jugador de la Serie A.

De hecho el francés fue el único nominado al 'Balón de Oro' entre todos los futbolistas que forman parte de un campeonato cada vez más devaluado. Además se convirtió en el más joven de los veintitrés candidatos. Incluso hubo un periodista de Tahití, Olivier Luc, que le eligió como el mejor del mundo. Una frivolité que, con los años, puede acabar tornando en presagio.

Porque da la sensación de que el seis de la Juventus tiene el premio en sus pies y que llevarlo a sus vitrinas dependerá de la delgada línea que establece la coincidencia generacional. A día de hoy parece imposible que nadie desbanque a Cristiano o a Messi. Pero cuando su estrella se apague, el mediocentro estará a buen seguro en primera línea de fuego.

Los argumentos para ello son evidentes. Una zancada de atleta de triple salto, un golpeo lejano con precisión, la calidad suficiente para amortiguar un balón a metro y medio del suelo o imprimir magia a su pecho convirtiendo una sandia en una naranja pelada. Pogba tiene todas las virtudes posibles, como un cañón es elegante y contundente a partes iguales. Es omnipresente e inteligente.

Su asunto apunta a convertirse en el culebrón estival. Pogba se verá de nuevo envuelto en los vaivenes del mercado, esos oscuros movimientos que siempre le han tenido en el ojo del huracán, probablemente a su costa. Porque, más allá de un par de feas acciones sobre el verde con provocación mediante, no estamos ante alguien más polémico que el resto por mucho que algunos le coloquen ese sambenito debido a su estrafalario peinado. Eso no quita que no pueda adecentar su apariencia exterior. Pero eso ya va por gustos.

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