jueves, 16 de octubre de 2008

Liberté, egalité êt fraternité?

Corría el 12 de julio de 1998 cuando un país entero coreaba con orgullo su himno nacional en torno a la que probablemente ha sido una de las mejores generaciones de la historia del fútbol. Aquél equipo, en su mayoría compuesto por jugadores de ascendencia inmigrante como Zidane, Henry, Vieira, Makelele o Thuram llevó la gloria a Francia y convirtió el estadio de Sant Dennis, tras aquella noche mágica, en la segunda catedral de París. Diez años después la multirracialidad del equipo nacional se mantiene intacta pero no tanto el sentimiento de unidad en torno a la misma. El martes llegaba Túnez (cuya comunidad inmigrante es una de las más importantes del país galo) y, como de costumbre, después de escuchar el himno del país africano, los jugadores franceses se cuadraban y abrían sus bocas para entonar los acordes de uno de los mayores emblemas de la nación. Un acto sagrado, en la catedral del fútbol francés y... silbidos. Silbidos de los descendientes de aquellos que un día ayudaron a levantar la Copa del Mundo. Una afrenta para los franceses y un acto de revolución contra uno de los paradigmas de la misma.

Francia soliviantada, caos político, amenazas de todo tipo... justo lo contrario de lo que ocurrió tras la visita de los aficionados del Olympique de Marsella al Vicente Calderón donde nadie ha levantado la voz ante lo que sin duda ha sido una injusticia. En el país de la igualdad, la libertad y la fraternidad guardan silencio después de que sus conciudadanos salieran impunes del atropello del Manzanares y de paso dieran un motivo más a Platini para atacar a ese "territorio" que nunca le gustó al sur de su país y al norte de Marruecos.

La selección y el Olympique, los dos equipos que más gloria han dado a Francia logrando un mundial y una Champions, han vuelto a saltar a las primera planas de los diarios deportivos. Pero esta vez no son buenas noticias. Es tiempo de reflexión y de cambio. Afortunadamente el fútbol siempre da una segunda oportunidad.

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