viernes, 26 de junio de 2015

Volver

El pasado miércoles se cumplieron ochenta años sin la voz de una figura clave en la historia de la música como fue el cantante Carlos Gardel. Nacido en Francia pero considerado como uno de los iconos culturales del pueblo argentino, donde pasó la mayor parte de su vida, tal es su influencia que cuando algo es insuperable en el país sudamericano lo adjetivan con su apellido.

Un accidente de avión en tierras colombianas se llevó su vida pero no así una voz que gracias a los instrumentos de grabación ha quedado para la posteridad en el imaginario colectivo. Iniciador del tango-canción, también compositor e incluso actor, tras de sí dejó éxitos como 'Caminito' o el inolvidable 'Volver; tema esencial para comprender el género.

En los días donde se conmemora ocho décadas de su deceso, el genio comparte protagonismo en los diarios con un tocayo apellidado Martínez, conocido futbolísticamente como Tévez y apodado 'apache' por su lugar de procedencia. Un hombre que vuelve a casa con la frente marchita y de forma inesperada.

Lo suyo es una demostración de amor por unos colores de las que ya no quedan. Criado en la cantera de Boca Juniors, resistió varios años vistiendo la camiseta de la entidad pese a recibir ofertas del Viejo Continente. Se fue y justo cuando parecía estar en el mejor momento de su carrera, después de dejar aparcada una fase de adaptación a otras culturas que le ha costado más de lo previsto, regresa a su Buenos Aires natal.

Viaje de vuelta inusual después de alcanzar la final de la Liga de Campeones con la Juventus y de sonar para equipos importantes como el Atlético de Madrid o el Paris Saint-Germain. Sin embargo hay cosas que el dinero no puede comprar y en el caso de Tévez, hombre atípico que siempre ha parecido alejado del halo de divismo que acompaña al gremio, el sentimiento puede más que la cartera.

En el fútbol actual un movimiento que antaño era normal se ha convertido en algo atípico. Pese a ello todo apunta a que este verano puede comenzar a revertirse la situación  y peloteros con cierto nombre al otro lado del charco no tienen problemas en volver a sus raíces para devolver todo aquello que han recibido en el exterior.

Y es que el punta no es el único que ha hecho las maletas para emigrar a Argentina. Otro jugador que abandonó la patria en su juventud para hacerse un nombre como es Javier Saviola ha decidido otra vez vestir la elástica de River. Se dice incluso que podría acompañarle en el vestuario Lucho González.

Distinto, pero al mismo modo igual de infrecuente, es también que hombres de peso en ligas importantes se marchen a competiciones que hasta hace no demasiado se consideraban un oasis para retirarse. Lo hizo, por ejemplo, Giovinco cuando se fue a Estados Unidos. Ese camino lo han seguido hace unas semanas Uche o Gignac, esta vez con destino a México.

El fútbol cambia y con él sus protagonistas. Cada vez hay sueldos más competitivos al otro lado del Atlántico y las mentes están más abiertas a la mudanza. Algunos jugadores comienzan a valorar las experiencias vitales tanto como el dinero y comprenden que ser feliz o enfrentarse a lo nuevo son retos lo suficientemente estimulantes como para romper con todo. La crisis pasará y, quizás, deje tras de sí una nueva realidad que no dista mucho de la pureza del deporte en sus orígenes.

No hay comentarios: