miércoles, 8 de julio de 2015

Un coladero en el Pacífico


Pese a que en España existe una tradición futbolística más que arraigada, difícilmente alguien apostaría por un combinado alicantino en caso de que este se lanzara a la aventura de disputar un torneo internacional ya que el limitado espectro de seleccionables haría difícil formar un elenco de garantías para medirse a las grandes potencias.

Imaginemos pues que a este hándicap se le suma el hecho de que el deporte rey sea prácticamente desconocido para los habitantes y que además todos ellos vivan desperdigados en seiscientas siete islas. Pues bien, estos supuestos se juntan en Micronesia; cuya selección sub-23 ha encajado ciento catorce goles en tres partidos.

Dirigidos por un aventurero australiano de nombre Stan Foster, los veintitrés valientes que aceptaron defender a su nación en los Juegos del Pacífico sufrieron dos derrotas sucesivas ante Tahití (30-0) y Fiji (38-0). Quedaba pues el partido ante Vanuatu para lograr marcharse con un tanto a favor y evitar los cien en contra. Sin embargo un rival que necesitaba al menos treinta para superar la fase de grupos acabó endosándoles ni más ni menos que cuarenta y seis, con un tal Jean Kaltack convirtiéndose en héroe por un día gracias a sus dieciséis dianas.

Un panorama desolador para los pobres micronesios que, avergonzados, han decidido solicitar la ayuda de la FIFA en boca de su técnico. Este, único con carnet en todo el país, definió el duelo como una batalla de "niños contra hombres" al tiempo que hizo un llamamiento para lograr la afiliación con Asia. Pese a todo se mostró orgulloso de sus pupilos por el esfuerzo realizado al tiempo que confesó que, algunos de ellos, "no habían usado nunca una escalera mecánica o un ascensor". 

Humillados pero felices, al menos el fútbol les ha dado la oportunidad de conocer otras culturas. De hecho parece que el dolor no es suficiente y volverán a presentarse sin nada que perder en la próxima edición que tendrá lugar en Tonga en el 2017. Por entonces el bueno de Foster espera, cuanto menos, no hacer el ridículo y haberle metido el gusanillo en el cuerpo a más jóvenes.

Afortunadamente ese retorno no estará empañado por la mancha del precedente. Si bien en el imaginario colectivo el daño queda registrado, los libros de récords olvidarán todo al tratarse de un conjunto no afiliado a la FIFA y ser un torneo de categorías inferiores. Eso, al menos, es un pequeña victoria.

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