viernes, 21 de febrero de 2014

Portugal, en busca de la identidad perdida

Varios han sido los motivos por los que Portugal ha estado en boca de todos los aficionados al fútbol internacional en los últimos meses. Los más importantes, desde luego, tienen que ver con el pasado glorioso y su herencia posterior. A la muerte de Eusebio en el amanecer del 2014 le siguió, poco después, un nuevo "Balón de Oro" de Cristiano Ronaldo. Más alejada en el tiempo se encuentra la disputa de la final de la Liga de Campeones en Lisboa, acontecimiento este que irá ganando en relevancia conforme se acerque el gran día.

Son noticias importantes, de gran calado. Sin embargo todas ellas tocan de forma tangencial al deporte rey en territorio luso. Es decir, no afectan de lleno a la situación actual de los clubes punteros del país ni del combinado nacional. Y es que parecen quedar ya atrás, fagocitados por las circunstancias, los años dorados que llegaron a mediados de la pasada década.

Fueron momentos de gran esplendor que se extendieron entre la amarga resaca del Mundial de 2002 y la dulce guinda que supusieron las semifinales alcanzadas cuatro años después en Alemania. Durante ese corto periodo de tiempo el país ibérico dio un golpe en el Viejo Continente que les permitió ganarse el respeto extramuros.

En materia de clubes, el Porto de un casi primerizo Mourinho conquistó de forma consecutiva una Copa de la UEFA y una Liga de Campeones. También pudo sacar pecho el último gran Sporting, que antes de iniciar una etapa crepuscular corrió distinta suerte que sus compatriotas y cayó en la final de la actual Liga Europa ante su público en el José Alvalade.

Aquello marcó a una generación talentosa criada a los pechos de la madre patria que, complementada con otros peloteros de gran talento exiliados en el extranjero, acarició la gloria hasta en dos ocasiones. Dolió especialmente la Eurocopa de 2004, que se escapó de las manos ante la rocosa Grecia. Aquellas lágrimas derramadas espolearon la identidad y regaron las esperanzas de ser campeones del mundo. Solo Francia en semifinales trajo de nuevo el regusto a hiel.

A partir de ese momento, nada a vuelto a ser como antes. Hay, por supuesto, noches de gloria para el consuelo. Destaca aquella en el que el Porto y el Braga cruzaron sus destinos asegurando un nuevo campeón portugués en el segundo torneo continental. O la final que pudo ganar el Benfica el pasado curso y se fue al limbo con un gol de cabeza de Ivanovic detrás del cual estaba en espíritu Bela Guttmann.

Sin embargo son poco premio teniendo en cuenta que detrás de aquello se encontraban los fracasos que suponían no alcanzar los octavos de la Liga de Campeones o, directamente, no clasificarse para ella. De hecho, los dos representantes del país vecinos no alcanzan a la vez las eliminatorias de la máxima competición europea desde la 2008-2009. Una caída que ha sido más dura este año, cuando el Porto y el Benfica han tropezado en el primer obstáculo imposibilitando el ya de por sí complicado sueño de ver a alguno ejerciendo de profeta en su tierra.

La Liga Europa vuelve a ser el refugio para aliviar el fracaso, un hogar de acogida para rumiar los objetivos incumplidos. Ahora bien, el mal de una selección que se ha clasificado a duras penas para ir a Brasil gracias a la inspiración de Cristiano Ronaldo les libera en parte de la culpa. Ya se sabe que las penas son menores si malas son las del vecino.

Toca ahora buscar explicaciones. La primera y principal pasa por asociar todo a la crisis económica que afecta al país. Nadie se libra, ni siquiera los clubes de fútbol, de las estrecheces económicas. Pagar buenos sueldos en el pasado les hacía competitivos. Ahora toca ponerse la piel de club vendedor esperando que pase el vendaval.

Los recortes han llegado también a órganos vitales de las entidades. Si por algo se caracterizaban los lusos era por convertir a "patitos feos" en cisnes transferibles a cambio de un jugoso montante invirtiendo el dinero en mejorar el proceso. Los departamentos de scouting están afectados por la falta de medios y ese nicho de mercado lo han aprovechado los equipos de Europa del Este, capaces de ofrecer atractivos ingresos para los jugadores.

Quizás recuperando ese trono se pueda volver a levantar una estructura sólida a nivel de clubes. La misma que seduzca a los jóvenes que salen de la cantera a postergar sus movimientos migratorios hacia ligas de mayor calado. Solo echando raíces se mejorará la formación y, por tanto, el potencial del combinado "das quinas". Algo así como empezar a talar los árboles para fabricar los naipes con los que levantar un castillo. Hay trabajo por hacer.

Por cuestiones personales me ha sido imposible actualizar el blog este lunes. Si nada cambia, el miércoles volverá la actividad. Disculpad las molestias. 

1 comentario:

Camisetas de futbol dijo...

Ronaldo será capaz de ganar
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