"Un bosnio, un chileno y un portugués entran en un bar..." Este podría ser perfectamente el inicio de un chiste pero sin embargo es una escena que aunque rocambolesca está a la orden del día en la selección sub-17 suiza, aquella que para sorpresa de muchos jugará contra Nigeria la final del Mundial de la categoría. Si esta variante no os gusta podéis probar con un tunecino, un ghanés y un kosovar o con un albanés, un croata y un congoleño si os parece mejor. Y es que hasta trece jugadores diferentes tienen la doble nacionalidad en el combinado más multicultural jamás imaginado.
Aunque pueda sorprender a los más puristas cada día resulta menos raro que en el conjunto helvético se dé esta situación. Basta ver a la selección nacional para ver como Gelson Fernandes, Eren Derdiyok, Johan Vonlanthen o Gokhan Inler conviven bajo el amparo que les de la casaca roja del país centroeuropeo. Poco a poco Suiza ha sabido aprovechar la riqueza que le da el ser un centro migratorio potencial y ha conseguido atraer para sí a aquellos jugadores que dudan entre dos opciones.
La mejora de las infraestructuras que se emprendió para acoger la Eurocopa unida a una importante red de ojeadores distribuidos a lo largo del país y al vistoso juego que desde las inferiores intentan imprimir se han convertido en argumentos más que convincentes para atraer a los indecisos.
Si hace siete años la generación de Senderos o Barnetta conquistaba el Europeo de la categoría en una plantilla en la que se apreciaban bosquejos del modelo actual la nueva generación compuesta por los Seferovic , Ben Khalifa, Niemeley o Xhaka puede dar el siguiente paso y alzarse con la Copa del Mundo, un bombazo teniendo en cuenta que se enfrentarán en la final a un anfitrión que ha demostrado no tener piedad de nadie.
Los europeos ya tenían muy buena pinta hace unos meses cuando cayeron ante Holanda en semifinales del campeonato del Viejo Continente y sólo han necesitado pulir algunos detalles. Además se han aprovechado de unos jugadores que en su mayoría juegan juntos o entre ellos y que se conocen a la perfección. Como muestra podéis ver la grandísima jugada que contra Colombia trenzaron las dos estrellas, Ben Khalifa y Seferovic. Algo lógico teniendo en cuenta que ambos han mamado juntos en la cantera del Grasshoppers.
Así pues este prototipo de integración y de saber hacer está cercano a dar sus frutos, quizás no ahora, pero sí en el futuro. Si jugadores de 12 nacionalidades distintas son capaces de convivir en armonía bajo una sola bandera con tan sólo 17 años el cielo puede ser su límite. Todo un ejemplo.
viernes, 13 de noviembre de 2009
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3 comentarios:
Me ha gustado mucho la entrada, sobre todo el principio.
Saludos desde La Escuadra de Mago
Pues al final no solo finalistas si no que se han proclamado campeones. Lo del tema de las dobles nacionalidades creo que responde a un reflejo de la sociedad actual y globalizada, no veo porque les tenga que molestar a los puristas, suponemos que todos esos procesos de dobles nacionalidades son legales, con papeles y documentos que lo atestiguen, así que enhorabuena para Suiza
Este es un artículo de edad. Pero tiene un montón de historia. Dame un montón de referencia, comencé a estudiar algunos de los antiguos artículos de este. abrazo
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