Corría el minuto 75 en el Emirates. El Arsenal vencía 1-0 al Dinamo de Kiev. Un gol de los ucranianos podía complicar la ya de por sí delicada situación del Arsenal, que ofrece una de cal y una de arena. Pero de nuevo a Wenger no le tembló el pulso. Nunca le ha pasado y no iba a ser ahora. El monólogo mental debió ser algo parecido a esto
- "Vamos ganando por la mínima y en cualquier situación aislada nos pueden empatar. No es el momento Arsene, no lo es. ¿O sí? El cahaval es un clase, lo ha demostrado ya y desde luego no va a ser malo para el equipo. Es verdad que sólo tiene 16 años pero en la Premier y en Copa se ha visto que vale. Venga anda, dale una oportunidad, déjale que haga historia en la Champions, que entre en el "club de los 16". Si en él están jugadores como Babayaro o Karadeniz, que no le llegan ni a la suela de los zapatos, ¿cómo no va a estar él?".
Y entonces llamó a Jack Wilshere y le cambió por Vela, y la grada tronó y el chaval lució al nivel habitual y Wenger suspiro aliviado y pensó..."Europa, esto es el futuro"
El chico de Ilsington es probablemente el más prometedor de los muchos diamantes que se cultivan en la guardería Gunner. Desde su posición de extremo derecho, aunque también puede hacer las veces de mediocentro ofensivo, flota con elegancia sobre el tapete y explota al máximo su exquisita visión de juego y su verticalidad. Razones todas ellas que le han llevado al primer equipo este año cuando en principio con el dorsal 55 a la espalda en pretemporada parecía más carne del filial. Ahora, con el 19, el mismo que ha lucido hasta su marcha por la puerta de atrás el gran Gilberto Silva, aprovecha la oportunidad que le ha dado el hombre que no duda, el que apuesta por los jóvenes, el que el martes se fue a casa con la satisfacción que da el trabajo bien hecho.
http://www.youtube.com/watch?v=aK8Z4lgSHkE
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