La magia del fútbol permite en ocasiones que héroes improbables salten a las portadas de los periódicos de la noche a la mañana. Ningún rincón del mundo es susceptible de sortear este fenómeno, ni siquiera aquellos donde el balompié está relegado al ostracismo debido a la preponderancia de otros deportes.
Es el caso de la India, vasto territorio que rinde pleitesía al cricket y donde la penetración del esférico es, de momento, residual. Pese a ello siempre queda espacio para contar alguna historia que merece la pena, por ejemplo la del Churchill Brothers; colista de la competición doméstica pero reciente campeón de Copa.
Radicado en Goa y de carácter marcadamente familiar, su destino siempre ha bailado al son de las alteraciones que sufre en su estado de ánimo cualquier dinastía. La reinante, en este caso, lleva el apellido Alemao. Hasta seis hermanos se encargan en mayor o menor medida, antes o después, de que la entidad funcione. Se incluye entre ellos a Churchill, el que presta su nombre a la causa y también parte del dinero como una muestra de respeto hacia el padre. Este, amante del fútbol, soñó un día con ser árbitro sobre el verde y dejó en sus descendientes el poso que hoy les motiva a seguir.
Los lazos de sangre facilitan la labor pero crean cicatrices más profundas de lo habitual cuando surgen los problemas. Un pequeño desajuste hace saltar la estructura. Sucedió recientemente cuando Joaquim Alemao decidió abandonar la presidencia, un movimiento detrás del cual muchos creyeron ver la mano negra de Churchill.
Hasta ese momento se respiraba felicidad debido a la reciente conquista del campeonato liguero. Un triunfo más de estos hermanos que fuera del estadio también habían ganado protagonismo en la política. Sin embargo el nepotismo agitó el árbol y de él cayeron los dos hijos del factótum, que pasaron a ocupar puestos de responsabilidad en las oficinas.
Un experimento que anunciaba tormenta a juzgar por los resultados en el tramo final de 2013. El mismo club que el curso anterior miraba a los demás por encima del hombro tuvo que asumir, de la noche a la mañana, el triste rol del que se ve en el fondo de la tabla. Algo solo explicable desde el caos institucional y las salidas masivas de jugadores, pero que exigía una reacción urgente.
Y para ello se ampliaron los horizontes y se inició una búsqueda en zonas donde nadie esperaría encontrar un revulsivo, esas en las que las protestas incendian las calles y la metralla fragmenta la cordura. Dos futbolistas sirios y un egipcio han llegado al rescate con un poder tal que su equipo se ha paseado por la competición del KO dejando en la cuneta al prestigioso Mohun Bagan y ganándole un derbi al Sporting Goa con el trofeo en juego.
Especial relevancia ha cobrado Abdelhamid Shabana, el habilidoso mediapunta que vistió la elástica de los 'faraones' en las categorías inferiores. De sus botas manan las opciones de evitar el ridículo, cada vez más serias toda vez que ya comienzan a caer las victorias. Su talento vivía cercenado por las vicisitudes de la patria que le vio nacer pero hoy, en otro lugar del mundo, es el referente de que todo el mundo habla. Una historia lo suficientemente buena como para quitarle un párrafo al día a día de Tendulkar.
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