Hay jugadores de leyenda y jugadores de leyendas. Hablar de Mágico González es hacerlo de uno de los pocos que se encuentran a caballo entre una y otra clasificación. Junto a su depurada técnica, que llevó a Maradona a ensalzarle a los altares se han entretejido a lo largo de los años infinidad de historias de todo tipo sobre sus andanzas, relatos urbanos que darían para escribir un libro entero.
Hace no mucho tiempo no recuerdo quién me contaba cómo anécdota que el jugador salvadoreño se había quedado dormido en un bar y no pudo salir hasta tres días después, cuando el dueño volvió al trabajo. Me pareció algo curioso y gracioso, una de esas cosas que piensas que saben pocos y que no hacen sino causarte simpatía hacia un jugador. Fue grande mi asombro cuando, buscando en internet para escribir este post, descubrí en varios foros que la historia era de dominio público. Y no sólo esa.
Que si Mágico le regaló las botas a un niño pobre, que si tenía un empleado del club a su cargo para despertarle, que si se dormía en los descansos... Todas creíbles y todas encaminadas a hacer perdurar en el tiempo a una de las figuras más entrañables de la historia del fútbol español. En una profesión como la del fútbol, donde la discreción se ha convertido en dogma, el delantero de Cádiz rompía con todas las reglas establecidas. Nunca le importó lo que dijeran. Para él el fútbol era algo secundario y el profesionalismo una falacia. Disfrutaba de la noche sin importarle las consecuencias, vivía la vida que quería y cuando saltaba al terreno de juego maravillaba al respetable con detalles técnicos increíbles, flotando sobre el campo en una especie de resaca divina. Siempre quedará inmortalizado como el hombre que nunca quiso convertirse en estrella pero cuya estela perdura más que la de muchos jugones.
Mágico comenzó a jugar al fútbol en su país (ANTEL, Independiente San Vicente y Deportivo FAS) pero pocos le conocían hasta que aterrizó en Cádiz, descartando a ultimísima hora una oferta del PSG. Allí encontró su hogar de acogida, el sitio donde se convertiriía en un mito. Él estaba hecho para los gaditanos y los gaditanos, que convierten los partidos en una excusa para montar una fiesta, para él.
Tuvo la oportunidad de jugar en un grande cuando el Barcelona se lo llevó a una gira por Estados Unidos pero uno de sus múltiples incidentes nocturnos le alejó de esa opción para devolverle a Cádiz. El Valladolid también le tentó y militó en la ciudad castellana un año, con idéntico resultado.
En 1991 decidió volver al Deportivo FAS, donde se mantuvo hasta el 2000, año en el que se retiró con 42 años como ídolo de su país,. Allí se le rindieron todos los homenajes que no se le hicieron antes de emigrar a España, obra de teatro y bautizo de une stadio incluidos, y allí sigue viviendo y llevando una escuela de fútbol para chavales.
Como último detalle añadiré que antes de establecerse en su país fue segundo entrenador del Houston Dynamo estadounidense y trabajó como taxista en sus ratos libres. Así es Mágico, genio y figura hasta la sepultura.
El viernes en "De paradinha", entrevista exclusiva con Ginés Meléndez, seleccionador español sub-17, en la previa del Europeo de la categoría.Dejo un vídeo de Mágico
