Gracias a su victoria por 3-1 ante el Utrecht, el Vitesse es el nuevo líder de la Eredivisie holandesa. Todo un éxito para el club, que ya no cuenta en sus filas con el punta marfileño Wilfred Bony pero que sigue sacando provecho a las cesiones que llegan procedentes del Chelsea como las de Atsu, Lucas Piazón o Van Aanholt; una bendición que terminará cuando la temporada llegue a su ocaso.
Sus excelentes resultados contrastan con los del PSV Eindhoven, equipo castigado por una racha nefasta que le ha llevado a perder tres de los últimos cuatro partidos precipitándose hasta el octavo puesto. Así las cosas todo invita a pensar que el ex jugador del Barcelona Phillipe Cocu no termina de sacar provecho a una plantilla joven y talentosa donde Park Ji-Sung es el único futbolista que supera los treinta años.
Por delante de ellos se sitúa el PEC Zwolle. El equipo está siendo la gran revelación del campeonato gracias a un comienzo espectacular. Los Blauwvingers han conseguido no dejarse puntos ante los clubes de la zona baja pero, pese a dar la cara, solo ha sido capaces de ganar al Feyenoord en la zona alta. Les castiga su falta de gol y la falta de regularidad de cara a puerta tal como demuestra el hecho de que once de sus veintidós tantos han llegado en dos encuentros.
El Twente, por su parte, es el rey del empate. Suma seis, una cifra que solo iguala el NEC Nijmega, colista. Algo completamente kafkiano teniendo en cuenta que posee la mayor diferencia positiva de goles en la competición. Encaja poco pero al igual que sucede con el Zwolle no dosifica sus dianas. Marca muchas de ellas en goleadas que solo sirven para el lucimiento pero que no resultan prácticas.
En total suman veintiocho, las mismas que el Groningen. Sin embargo hay algo singular en estos últimos, la democracia anotadora. Hasta once futbolistas diferentes han visto portería, lo que denota una clara vocación ofensiva que tiene su reverso tenebroso en la cantidad de goles encajados, hasta veinticinco.
Al AZ Alkmaar, le van algo mejor las cosas. Permanece segundo al acecho del Vitesse y primero en su grupo de la Liga Europa pero tiene que pelear con las dificultades propias de una entidad que intenta mantenerse a flote en las dos competiciones que disputa y pelear todos los títulos. Un desgaste que ha pasado factura en algunos momentos puntuales.
Todos ellos comparten una cosa en común. Con sus virtudes y sus defectos, antes o después, han sido líderes en una Eredivisie de la que apenas se llevan disputadas trece jornadas y en la que aún no han dicho su última palabra dos históricos como el Ájax o el Feyenoord. Seis nombres diferentes gozando de las mieles del éxito gracias a la igualdad de una competición en la que no existe el elenco perfecto.
Tradicionalmente dominada por el Ájax, el PSV y ocasionalmente el Feyenoord; ahora proliferan rivales contestatarios que buscan romper con el orden establecido. Así las cosas, en las últimas cinco campañas se ha dado algo que no ocurría desde finales de los cincuenta; dos equipos ajenos al triunvirato levantando el trofeo de forma consecutiva. Tampoco se recordaba la última vez que ellos, y el resto de punteros a excepción del AZ, se marchaban de una jornada con las manos vacías al mismo tiempo. La undécima del presente curso rompió el maleficio.
En una época donde el dinero manda y los poderosos lo son cada vez más, hay un país que navega contracorriente. Probablemente el tiempo ponga las cosas en su sitio y se repita la historia habitual, pero lo que antes era un paseo ahora se gana sufriendo y trabajando. Queda claro que en Holanda no se juega un fútbol de salón pero sí al menos el que plantea más incógnitas en su desenlace. Algo que también tiene su encanto.
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