Como tantos otros mortales, comparto junto a mis amigos un grupo de watsapp. Allí discutimos de lo divino y lo humano, nos peleamos por ver si es mejor el FIFA o el Pro, organizamos las quedadas... Entre los integrantes hay uno que quizás sea el menos futbolero de todos pero no por ello el menos curioso. Así las cosas esta mañana ha planteado una duda existencial: "¿Qué partido de primera división o internacional es en el que se ha ganado por mayor diferencia de goles (incluidas ligas extranjeras)?"
En lo que a los partidos oficiales se refiere, hay quien habla de un encuentro en mil ochocientos y algo y otros que hacen mención a un duelo amañado en Madagascar que terminó 149-0. Sin embargo, si la FIFA no me corrige y no me fallan las cuentas, el que se considera como reconocido y vigente es aquel triunfo por 31-0 de Australia sobre Samoa Americana.
Sucedió el 11 de abril de 2001 en un partido de clasificación para el Mundial de Corea y Japón. Archie Thompson en trece ocasiones, Zdrilic en ocho, Boutsianis en tres, Aurelio Vidmar, Colosimo y Popovic en dos, así como De Amicis en una fueron perforando la portería de un alma cándida de nombre Nicky Vitolio Salapu, nuestro protagonista de hoy.
Naturalmente no fue el único responsable de la goleada. De hecho las crónicas le ensalzan como uno de los héroes de aquél enfrentamiento pese a todo. No es para menos teniendo en cuenta que era el único senior que había viajado a Coffs Harbour, lugar de los hechos. De sus compañeros habituales, a muchos se les había prohibido la entrada en Australia por problemas con el pasaporte. Por otro lado la mayor parte de los sub-20, tenían exámenes y prefirieron cambiar los libros por el balón.
Sin embargo es seguro que aquél portero, que por entonces tenía veintiún años, maldijo el día en el que aceptó cargar con la cruz de su puesto dejando de lado una carrera quizás menos prometedora pero si al menos más gratificante como jugador de ping pong. Tan duro fue el golpe anímico y las ganas de ser engullido por la tierra que pasó, durante unos meses, de vivir en un lugar remoto del planeta como Pago Pago a esconderse en una inhóspita zona de la Polinesia sin avisar a nadie. Un retiro del que volvió tiempo después y que le sirvió, al menos, para no mirar de frente a la vergüenza.
Qué fue de su vida es difícil de saber. Se cuenta de todo pero poco se puede confirmar sobre una figura icónica por lo negativo. Cosiendo artículos en internet, por ejemplo, se conoce que nunca llegó a jugar en la quinta división austríaca, tal como se dijo, y resulta difícil dar certeza a su paso por Mitra Kukar indonesio. Es verídico, eso sí, que en 2011 trabajaba en Seattle, unos aseguran que en un supermercado, otros, más creíbles, que ejerciendo como mecánico.
Lo único cierto es que, tras volver a tirar la toalla después de sucesivas humillaciones en la fase de clasificación para el Mundial de Alemania; el 22 de noviembre de 2011 vistió la elástica nacional a las órdenes del holandés Thomas Rongen durante la primera victoria en la historia del país por 2-1 frente a Tonga en el camino hacia el Mundial de Brasil. En ese plantel, por cierto, también estaba Johnny Saelua, primer transexual en disputar una competición FIFA. Cuenta el técnico que los más emocionante fue cuando, tras el pitido final, Salapu lloró como un niño y confesó: "Ahora puedo decirle a mis hijos que no soy un perdedor".
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