Si la semana pasada hablaba en esta sección de un "fichaje" del mítico Valery Lobanovsky para el Dynamo de Kiev, esta he decidido no alterar mucho el guión y quedarme con otro técnico de la antigua Unión Soviética, en este caso Yuri Semin. La suya es una ligazón casi eterna con el Lokomotiv de Moscú, equipo al que ha entrenado en tres etapas diferentes, una de ellas extensible en el tiempo trece años.
Por supuesto, una relación tan prolífica ha traído consigo numerosos momentos de gloria así como contrataciones de lo más fructíferas. Sin embargo, otras adquisiciones no resultaron tan efectivas. Para ilustrar este post, y aunque suelo hablar de hombres que fracasaron, he decidido elegir a uno cuya aportación fue espectacular en el tramo inicial y nefasta en el final. Eso sí, con los hombres que jugaron a las órdenes de Semin se podría escribir un serial. Os prometo que alguno más será protagonista en "¿Qué ha sido de...?" antes o después.
Nacido en Jos, una ciudad del centro de Nigeria donde pasó parte de su infancia Jon Obi Mikel y donde reside el primer ganador de Gran Hermano África; Obiorah se trasladó con apenas dieciséis años a Ilorin para cumplir el sueño de jugar como profesional en el actual Kwara United, por entonces denominado Kwara Bombers.
Sus dotes de goleador y el descaro juvenil le permitieron apenas una temporada después dar un paso al frente para firmar por el Eyimba, club de la ciudad de Aba que ganó especial relevancia en la primera década del siglo XXI con la conquista de seis títulos ligueros. Por entonces la entidad no gozaba de tanto prestigio pero sí de la relevancia suficiente como para que los equipos europeos siguieran de cerca sus evoluciones, mas después de verle despuntar con la selección sub-17 que él mismo capitaneaba.
Fue así como el Anderlecht se puso en contacto con ellos para llevarse al punta a Bélgica cuando este ni siquiera había cumplido la mayoría de edad. Quizás la decisión fuera demasiado prematura pero eso por entonces no le importó a un joven con ganas de comerse el mundo. Adaptarse no le resultó fácil. Tras disponer de algunos minutos en Bruselas, el Grasshopper de Zúrich fue su siguiente parada en la época posterior a esa etapa dorada en la que el equipo llegó a disputar Champions dos temporadas consecutivas.
Tras su paso por Suiza, apareció la llamada del Lokomotiv de Moscú, la misma que permite que le dediquemos hoy estas líneas. Su irrupción fue fulgurante gracias a catorce goles en veinticinco partidos, cifras que ayudaron a su equipo a proclamarse campeón de Liga. En esos buenos momentos incluso llegó a marcar un tanto en el Mundial de 2002. Sin embargo su estrella se fue apagando y hubo que buscarle una salida.
Atento a los movimientos estaba el Cádiz, que logró contar un año con sus servicios después de que el "Petete" Correa rechazara una oferta del conjunto gaditano. En lo deportivo, el nigeriano poco aportó. Eso sí, la operación resultó redonda ya que el club consiguió devolverlo al Lokomotiv y sacar por el camino 300.000 euros.
No sirvió de nada pues con los moscovitas no consiguió recuperar el nivel de antaño. Venido a menos, su época allí terminó con una cesión poco provechosa en el mercado de invierno al Chamois Niortais. Después de aquello tocaba volver a buscar equipo y Obiorah acabó encontrando acomodo en el Grazer austriaco.
Jugó poco y mal pero por suerte la vida le dio una segunda oportunidad de volver a donde ya había estado cuando el Chamois Niortais decidió repescarlo. La operación no fue acertada ya que el club acabó descendiendo y él volviendo a Nigeria para enrolarse en el Kaduna United entrado ya en la treintena.
Pese a que su caché se había rebajado y parecía haber tomado un camino de no retorno, aún tuvo una oportunidad más en Francia enfundándose la camiseta del Toulon en la 2008-2009. No había vuelta atrás. Finalizada la vinculación, decidió abandonar la práctica del fútbol profesional y colgar las botas.
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