Una de esas leyendas fue la que le dio la alternativa, el protagonista secundario de este post, un técnico al que no le cayó en gracia cuando solo era un chaval imberbe de dieciocho años. En defensa de Kanchelskis cabe decir que seducir a alguien como el exigente Valery Lobanowsky, santo y seña del Dinamo de Kiev, no resulta una tarea fácil.
De hecho apenas tardó dos campañas en salir de la capital rumbo al Shakhtar Donetsk, al que a comienzos de los noventa y en medio de la dictadura del Dynamo apenas se le podía considerar un rival. Entrenaba por entonces al club Valeriy Yaremchenko, el preparador que más tiempo ha aguantado en el club durante los últimos veinte años, Mircea Lucescu aparte.
Tras destacar, se fijó en él Álex Ferguson, protagonista del primer artículo escrito para esta saga. Al contrario que sucediera con Dong Fangzhuo, el soviético resultó un fichaje de lo más rentable. Ganó fama, dinero y popularidad hasta el punto de que el propio técnico de los Diablos Rojos admitió en su biografía haber recibido un soborno de 40.000 libras y amenazas de muerte para dejarle marchar al Everton. Conviene aclarar que el futbolista estaba al margen de ellas.
Ferguson asegura que dijo "no" a la extorsión, y hay que creerle, pero la realidad es que el extremo acabó vistiendo la elástica "Toffee" (aún sin Moyes en la banda) ante la competencia del por entonces joven David Beckham. En el club de Liverpool apenas aguantó año y medio, lo que tardó en llegar por él una oferta de 8 millones de libras procedente de la Fiorentina.
Fue entonces cuando se cruzaron en su camino las lesiones. Una entrada criminal de Taribo West (http://deparadinha.blogspot.com.es/2011/03/que-ha-sido-de-taribo-west.html) le obligaba a parar un mes. Kancheslkis, sin embargo, acortó los plazos para defender a Rusia en un partido clave por entrar en el Mundial de Francia. El rival era precisamente Italia y en un choque con Pagliuca tras un balón dividido sufrió una rotura de la rótula de la pierna izquierda.
Con sus facultades ya mermadas, tuvo que coger billete de vuelta al Reino Unido para firmar por el Rangers, equipo que por aquellos tiempos se gastaba el dinero que hoy no tiene. No llegó por contra a coincidir con otro míster del que ya hemos tratado aquí, Walter Smith, que ese verano había puesto rumbo al Everton.
En Glasgow comenzó bien y acabó mal tras perder la confianza del técnico holandés Dirk Advocaat, que incluso llegó a dar luz verde a una cesión al Manchester City por la que Kanchelskis fue acusado de alta traición por los aficionados de United. Finalizado su contrato con la entidad escocesa, volvió a la Premier para defender los colores del Southampton.
Al club solo le aportó 35 minutos de juego contra el Everton en veintiséis jornadas. Ni que decir tiene que su salida estaba más que cantada. A sus treinta y cuatro años y con la retirada en el horizonte, se regaló un último gran contrato económico firmando por el Al Hilal. Cumplido su propósito optó por pegar las últimas patadas al balón en Rusia, primero en el Saturn moscovita y finalmente en el Krylia Sovetov, donde colgó las botas ante la falta de propuestas para seguir vistiendo de corto como era su intención.
Alejado del césped comenzó entonces otra vida. Su primera parada fue el Nosta Novotroitsk, donde ejerció como director general. A esta etapa, que no acabó bien, le siguió un puesto como entrenador en el Torpedo-ZIL Moscú y otro en el FC Ufa. Actualmente ejerce como asistente en el Volga de Nizhny Nóvgorod.
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