Croacia y Serbia se enfrentan esta tarde en el Maksimir, estadio que vivió en 1990 uno de los hechos más lamentables que se recuerdan en el fútbol europeo. Dos enemigos eternos cuya rivalidad traspasa el césped.
El odio es un monstruo que puede adquirir numerosas formas. Se manifiesta, por ejemplo, cuando una caterva de energúmenos patea a un indefenso en el suelo. Se puede ver en el momento en el que una manada de becerros arrancan sillas. O cuando una piara de individuos arrojan piedras a un camión de bomberos. También cuando el descerebrado que va los mandos del mismo intenta atropellarles en respuesta. Odio es, por supuesto, la imagen de un futbolista dirigiendo su pierna hacia la cabeza de un miembro de las fuerzas del orden.
El protagonista de esta última instantánea, la fotografía que ha quedado para la posteridad en blanco y negro, fue Zvonimir Boban, desde entonces convertido en ídolo nacional: ""Grité a un policía: 'Vergüenza, estáis masacrando a niños'. Él me aporreó dos
veces. Entonces tuve una reacción instintiva y le fracturé la mandíbula con un
rodillazo".
El vídeo que enlazo al principio es un auténtico mosaico dedicado a uno de los sentimientos más destructivos y nocivos del ser humano. Lo componen las teselas de las que os hablaba y alguna más que se esconde en medio del caos. Tanta es la violencia, mezclada con el humo y los golpes, que resulta imposible saber en número la cantidad de años de cárcel que sumarían juntas todas las acciones.
Y esto es solo lo registrado por las cámaras. Entre bastidores, esta batalla que tuvo lugar con la excusa de un partido de fútbol en el estadio Maksimir de Zagreb entre el Dinamo y el Estrella Roja un 13 de mayo de 1990, dejó 138 heridos y lo que es peor, regó la semilla de la mala hierba que acabaría siendo la "Guerra de los Balcanes", un conflicto bélico en el que hermanos y familiares se mataban entre sí.
El bochornoso espectáculo duró setenta minutos más las tres horas que se prolongó en los exteriores. Afortunada y sorprendemente no hubo que lamentar víctimas más allá de la imagen deleznable de una tensión que acabaría estallando un año más tarde y que tenía su precedente solo una semana antes, cuando en las primeras elecciones autonómicas croatas había salido vencedor el partido independentista de Tudjiman.
Aquello no gustó a los Delije, aficionados radicales del club de Belgrado, que se desplazaron en masa a Zagreb comandados por Zeljo Raktanovic para enzarzarse con los Blue Boys. Dicho así no parece gran cosa. La historia cambia si descubrimos que este individuo sería al que posteriormente se conocería como Arkan, líder de aquél grupo paramilitar "Los tigres de Arkan" y asesinado en un hotel de la misma capital serbiaen el año 2000.
Desde entonces ambas selecciones se han cruzado en el Maksimir solo una vez. Fue en la lucha por alcanzar la Eurocopa del 2000. Gracias a las importantes medidas de seguridad el choque se desarrolló sin incidentes violentos entre los seguidores croatas y los que por entonces apoyaban a Serbia y Montenegro.
Esta tarde la historia no debería cambiar mucho. Para evitar incidentes infames como los ocurridos durante el pasado Europeo de balonmano, donde energúmenos serbios interceptaron coches de croatas en la frontera y les lincharon con bates de béisbol, no habrá representación visitante en la grada. Es la consecuencia de una herida que sigue abierta y que con la presencia del fútbol cerca solo puede contagiarse. Mejor prevenir que curar.
Debido a las vacaciones de Semana Santa el blog se toma una semana de descanso. Volverá a actualizarse si todo va según lo previsto el próximo lunes día 1 de abril. Disculpad las molestias.
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