jueves, 29 de noviembre de 2012

¿Qué ha sido de... Danijel Ljuboja?


En la galería de peinados estrafalarios que proliferan en el fútbol moderno, el del serbio Danijel Ljuboja siempre ha ocupado un lugar destacado. Tanto es así que si no fuera por él, probablemente habría ingresado la lista de los futbolistas anónimos hace ya tiempo, cuando se demostró que no estaba capacitado para triunfar en un grande y que su techo pasaba por ocupar un papel secundario dentro de clubes de nivel medio europeo.

Sin embargo resulta complicado pasar desapercibido cuando mides casi 1,90 y en tu cabeza se dibuja un mosaico surreal de rayas negras y amarillas que podría lucir cualquier protagonista de las películas ochenteras de ciencia ficción. En principio fue una en el centro de la cabeza, luego fueron dos, luego tres, luego otra vez dos... difícil explicar los mecanismos mentales que orientaban al punta en sus gustos estilísticos.

Nacido en la localidad croata de Vinkovci pero internacional con Serbia y Montenegro hasta en diecinueve ocasiones, pasó por la cantera del Osijek y el Estrella Roja antes de militar en las inferiores del Sochaux. Sus cualidades, diferentes a las de muchos delanteros que abundaban en el país, se abrieron las puertas del primer equipo. No lo hizo mal en las dos temporadas con el equipo de la Peugeot.

Marcó goles y llamó la atención de otros clubes del país galo. Fue el Estrasburgo quien le reclutó finalmente. Gracias a ello puede contarle a sus nietos que compartió vestuario con Chilavert pero a cambio sufrió un descenso en medio de una época de cambios. A pesar de las eventualidades él lucía. Por ello dio su primer gran salto rumbo al Paris Saint Germain a cambio de más de tres millones de euros.

Por entonces el club capitalino no era ni la sombra de lo que es hoy cuando el vivir en la "Ciudad de la Luz", uno de los lugares con más encanto del planeta, le estaría vetado dado el elenco de estrellas importadas por el jeque. Llegó a jugar la Champions y metió algún que otro gol antes de ser enviado a Alemania, el país en el que pasaría los siguientes años de su vida. No sabía lo que le esperaba.

Primero aterrizó en Stuttgart como cedido antes de quedarse definitivamente. Sin embargo problemas con su contrato le obligaron a trabajar con el segundo equipo antes de marcharse a préstamo con el Hamburgo durante una campaña. Allí también llegó a militar en el reservas pese a sus 28 años. Volvió, y al invierno siguiente se enfundó en el mismo régimen la camiseta del Wolfsburgo, donde tampoco terminó de afianzarse.

Ya libre, este futbolista que había movido quizás más dinero del que en realidad valía, retornó a Francia para defender el escudo del Grenoble. Lo hizo un curso antes de escuchar la llamada del Niza, donde estuvo hasta julio de 2011. Renunció entonces al lujo y la buena vida de la costa azul y exploró un país en el que nunca había estado antes con anterioridad, Polonia. Allí, a los 34 años, ya maduro, ha vuelto a encontrarse consigo mismo. Tras acabar la pasada temporada tercero, su equipo el Legia Varsovia es el líder de la Ekstraklasa. Él, con nueve goles, es el pichichi.
 
Hoy por la noche publicaré una interesante entrevista con el futbolista español del AZAL PFK Baku, Juanfran García. Os recomiendo que le echéis un vistazo.

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