lunes, 15 de octubre de 2012

La gesta de los que se quedaron


¿Qué tienen en común nombres tan dispares como el portugués Nani, el senegalés Ricardo Faty, el francés Patrick Vieira, el suizo Gelson Fernandes, el holandés Luc Castaignos o el sueco Henrik Larsson?. Que a pesar de que cada uno juega bajo el auspicio de una bandera diferente, todos podrían haber vestido a lo largo de su carrera la camiseta que representa sus ancestros, la azul oscura de ese minúsculo archipiélago en la zona occidental de África conocido como Cabo Verde.

Resulta absurdo teorizar acerca del asunto pero es bastante posible que si alguno de ellos hubiera tomado esa decisión en lugar de unirse a selecciones más competitivas, el combinado nacional no hubiera tenido que esperar hasta ayer para firmar su primera gran gesta. Hasta la fecha los caboverdianos vivían de aquél empate sin goles en un amistoso ante la otrora colonizadora Portugal, pero el ejercicio de resistencia perpetrado ayer en Camerún supera con mucho todo lo escrito con anterioridad.

Algunos pueden alegar que los "Leones indomables" parecen más bueyes mansos de un tiempo a esta parte, pero eso no resta ni un ápice de heroicidad a la brillante clasificación para la Copa África de un país que hasta la fecha solo se había limitado a exportar jugadores con destino a territorios en los que el fútbol va ligado con los títulos o al menos con el glamour. Un ejemplo más de la realidad de una patria donde la diáspora es rutina y que tiene a más ciudadanos repartidos por el mundo que dentro de sus fronteras.

Los que se quedaron, bien por sentimiento bien porque su nivel no era considerado apto para desplazarse a otras latitudes, consiguieron ayer en Yaoundé defender el ya de por sí meritorio 2-0 de la ida ante un combinado plagado de nombres con importante cartel y arraigo en algunas de las ligas más fuertes del continente europeo. Corazón y efectividad la de estos "Tubaroes Azuis" que ayer enseñaron los colmillos a un panorama internacional que hasta ahora solo les conocía por sus playas y su producción pesquera, dos de los pilares de una economía que crece cada vez a mayor ritmo dentro de sus modestas posibilidades.

Es el premio a la insistencia de un equipo que ya se quedó a las puertas de formar parte del elenco de participantes en la última edición. En la fase de grupos el ganador fue Mali por cosechar mejores resultados en los cruces directos. Posteriormente perdieron uno de los puestos que daban billete a los dos mejores segundos ante Sudán por la diferencia de goles. Por suerte el proyecto no murió y de la mano de Lúcio Antunes, un entrenador que trabaja al mismo tiempo como controlador aéreo, han tocado por fin el cielo.

Ahora podrá lucir palmito en el mayor escaparate balompédico continental. Probablemente pase sin pena ni gloria por la competición pero nadie podrá quitarles ya la ilusión de su primera vez. La de sentirse por fin importantes. Con el objetivo iniciático ya cumplido en el horizonte aparecen otros dos. Uno, convertirse en un equipo atractivo que anime a los talentos a no desertar. El otro, colocarse entre los cincuenta mejores combinados del mundo. A día de hoy es el 51 por delante de naciones con más tradición como Polonia, Irán, Marruecos o Nigeria. A comienzos de siglo, ocupaba el 182, el más bajo de su historia. Los tiempos están cambiando.

3 comentarios:

Tartarus dijo...

La ausencia de Camerún ya no sorprende en grandes torneos .

Un saludo

Unknown dijo...

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Jorge Mallari dijo...

Te cuento una que por ahí no sabías: Acá en Argentina también hay una comunidad caboverdiana, radicada principalmente en la Zona Sur del Conurbano Bonaerense (principalmente en Dock Sud) que vino por propia voluntad durante principios y mediados del siglo XX. Entre las familias que vinieron hay una llamada Rodrigues. Uno de esos señores Rodrigues tuvo nacida (aparentemente) acá a una hija llamada Stella Maris quien después se convertiría en la madre de los futbolistas Tissone (Cristian y, el mas conocido, Fernando), producto de una relación (vigente hasta la fecha) con un argentino de origen italiano de nombre Lino Tissone. Los 'pequeños' Tissone Rodrigues son oriundos de Quilmes. Fernando, mediocampista de la Sampdoria, y Cristian, volante de la Olot (cuarta división española). Como nunca supieron lo que es llevar la albiceleste como tampoco la azurra, quizás los veamos en la CAN defendiendo la patria de su abu. Y seguro que serían entrevistados por Olé, El Gráfico etc. como nota "de color" (justo) por lo novedoso que es ya que no hay precedentes de argentinos en selección del continente negro, aunque según Cristian a través de twitter (@cristisso) todavía no se comunicaron de la Federación de Cabo Verde con ellos. Y no te asustes si en el futuro tuviéramos casos de futbolistas senegaleses-argentinos que juegan con Senegal, chino-argentinos que juegan con China etc. porque entre la bijouterie callejera y el supermercado empieza a gestarse una nueva generación diferente de argentinos. A mi ya me tocó ver por la calle un africano que llevaba su típica valija después de estar parado por horas tratando de vender aritos caminando ya acompañado por una mujer argentina y con un hijo mulato. Hacete la idea que algunos de estos chicos pueden salir futbolistas y así hablar en el futuro de un "Emiliano Traoré" o un "Rodrigo Chen", por ejemplo. Saludos