viernes, 5 de abril de 2013

Hay vida después de la muerte

 
El Rangers de Glasgow ha dado esta semana el primer gran paso de su nueva vida tras proclamarse campeón de cuarta división, a la que fue descendido el pasado verano por las deudas acumuladas. Sin embargo el esfuerzo podría ser en vano si finalmente la reestructuración del fútbol escocés sale adelante.

Montrose es una ciudad costera con una playa infrautilizada la mayor parte del año por las copiosas lluvias que castigan a Escocia. Eso sí, la aparición del más mínimo rayo del astro rey es motivo suficiente para declarar oficiosamente un "Sunny Day". Entonces los niños, bien abrigados, acuden allí con sus cubos y palas a echar el rato mirando el mar de reojo.

No parece un lugar idílico para celebrar nada y menos un campeonato de liga. Sin embargo hace tiempo que el glamour quedó obsoleto para el Rangers, que con su empate ante el equipo local certificó la conquista del título tras conocer, ya en el autobús, que su perseguidor (utilizar la muletilla de "inmediato" cuando les separa 21 puntos parece ofensivo) el Queens Park había caído en casa ante el Elgin City.

Cuenta el entrenador Ally McCoist que nada más conocer su nueva realidad, los jugadores se metieron juntos en un pub a refrescar sus gaznates. Recurrían así al alcohol como medio para aliviar las penas y olvidar un año en el que han tenido que correr sobre sembrados ante un público que se acordaba de sus ancestros con recurrencia salpicando con su saliva a todo aquél que pisaba la banda.

Pese a todo, y en lo deportivo, el periplo por las catacumbas se ha asemejado más a un placentero paseo en globo que a un infierno. Solo dos equipos han sido capaces de derrotarles a lo largo de la campaña. Eso sí, siempre quedará en el recuerdo el 9 de marzo, ese día en el que dos niñatos imberbes de nombre Ally Love y David Hopkirk osaron profanar Ibrox vistiendo la camiseta del Annan City, el penúltimo clasificado. Tendrán algo que contarle a sus nietos.

No ha habido muchos más sobresaltos, fracasos coperos aparte, para un club que contaba con una plantilla semejante al "dream team" frente a rivales con futbolistas que fuera del césped tenían que ganarse la vida en otros menesteres. Solo un parada más en el lento proceso hacia la máxima categoría, donde les seguirá esperando un Celtic que probablemente esté viviendo la temporada más aburrida de su historia.

En este peregrinar de nuevo hacia la gloria surge, eso sí, un problema. Los de Glasgow han tenido la mala suerte de caer en mal lugar en mal momento. La posible reestructuración del fútbol escocés amenaza con pasar la fiesta por agua y no por cerveza. En caso de que se creara una estructura de tres divisiones, esta no integraría al Rangers pese a su ascenso.

La idea, por supuesto, no gusta a los protestantes, que en palabras de su director ejecutivo Charles Green, amenazaron el pasado mes de enero con abandonar el fútbol nacional, una decisión que no sería buena para el mismo teniendo en cuenta la cantidad de dinero que, pese a su "drama", sigue moviendo el club.

Pendientes del fin de la historia, ellos han cumplido con su parte; la de empezar a construir una nueva realidad sobre unos cimientos sólidos que no se tambaleen por el despilfarro económico y la necesidad enfermiza de quedar por encima de su gran rival histórico. Pasito a pasito, se va haciendo caminito.

2 comentarios:

Nico García dijo...

Sus aficionados han demostrado ser fieles, que lo importante no es la categoría, sino su equipo.

Saludos desde La Escuadra de Mago

camisetas de futbol dijo...

Cada camino es duro para pagar las lágrimas
Cada jugador es muy grande!
Me siento muy bien como!