¿Qué ha sido de... Fichajes erróneos de entrenadores fieles (IV): Bonaventure Kalou?

 

Si se habla de entrenadores que guardan fidelidad a unos colores, hay una región francesa que los produce en cadena. Ya tendremos tiempo de referirnos en este serial a Arsène Wenger, pero antes de que eso suceda no queda sino mencionar al hombre de los récords, Guy Roux. Durante más de cuarenta años, este técnico se sentaba los domingos en el banquillo de un Auxerre al que vio crecer y multiplicarse.

En ese tiempo cientos de jugadores se pusieron a sus órdenes, entre ellos nuestro protagonista de hoy, el delantero marfileño Bonaventure Kalou. Ocho años mayor que su hermano Salomon, ex del Chelsea y actualmente jugador del Lille, los caminos de ambos guardan relación en sus inicios. Formado en el siempre prolífico ASEC Mimosas, una mina tradicionalmente expoliada por los equipos del Viejo Continente, el primogénito de la saga emigró a Rotterdam con solo 19 años.

Hasta seis campañas pasó en el Feyenoord, con quien llegó incluso a levantar una Copa de la UEFA poco antes de su marcha para ponerse a las órdenes del gran Roux. Fue curioso ya que cuando el salía, entraba su hermano en la primera plantilla. Se confirmaba así la adaptación de Salomon, al que habían reclutado en las inferiores después de que llegara de visita y que batalló posteriormente, sin éxito, por conseguir la nacionalidad holandesa.

De haber sido así, los Kalou y no los Boateng serían ahora los primeros hermanos que se hubieran enfrentaron en un Mundial con selecciones diferentes. Y es que el mayor se convirtió en una de las piezas clave del combinado de Costa de Marfil, con quien marcó un gol en la gran cita que tuvo lugar en Alemania durante el año 2006

Volviendo a su vida de clubes, que es lo que nos atañe, "Bona" pasó dos campañas en el Auxerre. Hablar de fichaje fallido igual ses excesivo pero resultó cuanto menos decepcionante, en gran parte debido a las lesiones. Luego se marcharía al PSG. Por entonces el conjunto capitalino no era ni la sombra de lo que es hoy. Tras varios cursos peleando por objetivos modestos, el mediapunta se marchó al Lens, club con el que acabaría descendiendo.

Fue entonces cuando consideró que su primer periplo por tierras galas había terminado. Cogió las maletas y se marchó a ganar dinero con un club que se ofreció a pagar lo que se pedía por él. En el Al-Jazira de Abu-Dhabi aguantó menos de un año. Hastiado y sin equipo, llegó en su ayuda el Heerenveen.

El fichaje salió bueno. No gozaba de gran protagonismo pero un tanto suyo ayudó a levantar una Copa. Rescindido su contrato, Bonaventure intentó aún seguir dándole patadas al balón y se hizo pruebas, sin éxito, con el Crystal Palace y el Le Mans. Resignado colgó las botas y se dedicó a la representación de jugadores, entre ellos su hermano.

Eso sí, sin perder el gusanillo. En una decisión inusual, un día apareció en Combs-la Ville, una zona al sureste del país, para fichar por el equipo local, situado en la undécima categoría. Atendía así a la llamada de su mejor amigo de la infancia. Lejos de los focos y la competencia, junto a él recuperó la ilusión y recordó los viejos tiempos en los que ambos coincidieron en el Mimosas. Cuando hacer carrera solo suponía un sueño.