lunes, 3 de octubre de 2011

Año par, buena dicha a orillas del Isar

Llevar la final de la Champions a Munich en año par ha sido sin duda un gran acierto por parte de la UEFA. Cualquier decisión que hubiera implicado apostar a impar hubiera resultado a priori nefasta para los intereses del conjunto bávaro pero la medida tomada garantiza al menos que el anfitrión estará en periodo de gracia independientemente del resultado final.


No hay una explicación racional a este fenómeno cíclico como no la hay tampoco al hecho de que la realidad hable hoy del Bayern como un equipo infravalorado. Resulta difícil descubrir en qué momento esto comenzó a ser así. Quizás haya que remontarse a 2007 (siempre entendiendo como año de referencia en el que acaba la campaña), cuando el cuarto puesto en la liga les relegó a jugar la Europa League, una humillación para un club que había estado presente en todas las ediciones de la máxima competición europea desde 1996.


Aquél mal resultado hizo tambalear los cimientos de un sistema cuasi dictatorial que implicaba, debido a una base empírica, que todo aquél futbolista que llamara la atención en Alemania caería de forma instantánea en las redes de los muniqueses instaurándose una forma de dictadura que hacía aún más grande al ya de por sí equipo más grande del país.

Sin embargo visto desde la perspectiva que da el tiempo, lejos de suponer un problema a la larga este hecho ocasionó una bendición. El Bayern se dio cuenta de que no le venía mal renunciar a alguna de las estrellas de la Bundesliga a cambio de emprender un proceso de expansión de miras. Y así llegaron futbolistas como Ribery, Toni o Robben.

Un trabajo forjado a base de talonario y de paciencia que ha ido garantizando una buena cosecha. La entidad ha hecho, probablemente sin querer aunque nunca se sabe, un cultivo futbolístico innovador basado en un año de buenos productos y otro de barbecho. Positivo si se tiene en cuenta que en época de bonanza han mejorado progresivamente y que puede ser este curso dónde se alcance definitivamente el cénit.

Si en 2008 se firmaba un doblete y se alcanzaban las semifinales de Champions y en 2010 se lograba el mismo resultado a nivel nacional y además se llegaba a la final de la competición más importantes de clubes (en una final que muchos trataron como un accidente pues no había en ella ni españoles ni ingleses)... ¿Será en 2012 cuando se vuelva a levantar la "orejona" con el aliciente de hacerlo en casa?.

De momento el camino a seguir parece el adecuado. La plantilla apenas ha sufrido retoques de forma cuantitativa en lo que al nefasto año pasado se refiere. Pero si hay una variación cualitativa importante. Van Gaal, que se fue diluyendo en vestuario como una aspirina, ha dado la alternativa al hombre que paradójicamente resucitó gracias a la multinacional farmacéutica Bayer. Tras dos años en Leverkusen Heynckes ha regresado a Munich por tercera vez con fuerzas renovadas y pensando en cosechar un gran éxito antes de su próxima retirada de los banquillos.

Además se ha completado el proceso de retoques importantes, que empezó en 2009 apuntalando la delantera con Mario Gómez, poniendo el candado a la portería con Manuel Neuer. De esta forma aparece por fin un digno sucesor de Kahn después de dar palos de ciego con Rensing, Butt o Kraft.

Ambos, Gómez y Neuer, han sido los únicos refuerzos de relumbrón llegados del campeonato nacional en el pasado reciente. El resto del elenco (descartando lo importado) se ha completado con hombres llegados de las categorías inferiores como Müller o de actores secundarios como Petersen. Özil, Khedira, Diego, Van der Vaart, Sahin... todos han ido abandonando la Bundesliga sin la oposición del equipo que hace no demasiados años habría pujado hasta la extenuación por ellos.

Ahora parece que las cosas se hacen con cabeza o al menos de otra forma. A los rivales no se les gana mediante el saqueo y el acoso-derribo económico sino con orden, buen trabajo de equipo, hombres con oficio en las líneas clave y la calidad diferencial que ofrece gente como Ribéry o Robben.

Las estadísticas hablan por sí solas: Once partido oficiales sin encajar un gol, veintiún tantos a favor y sólo uno en contra (el anotado por el jugador del Moenchengladbach De Camargo en la primera jornada tras un fallo defensivo evitable) en Bundesliga y victorias de poderío en Champions frente al Villarreal y Manchester City en el llamado grupo de la muerte.

Da la sensación de que, a cada semana que pasa, la confianza de los jugadores en sus posibilidades crece. Teniendo en cuenta que muchas veces no hay arma más poderosa que el amor propio y que es año par, que tiemblen Alemania y Europa.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Es cierto que los dos primeros partidos no fueron buenos, pero desde entonces, el equipo ha dado una gran imagen. En los últimos años se han hecho muy bien las cosas en Munich (los fichajes de Robben y Ribery, la aparición de jóvenes como Muller, Kroos o Bandstuber)... A ver si es el año del Bayern.

Un saludo.